Las perlas son un elemento de joyería extremadamente delicado y que requiere de ciertas precauciones y cuidados si queremos que se conserven largo tiempo y mantengan su esplendor inicial. Para ello os exponemos algunos consejos que ayuden en esta labor.

Las perlas no deben quedar en desuso durante largas temporadas, encerradas en algún cajón, es el primer factor que acelera su deterioro. Es necesario usarlas periódicamente, aunque sea en casa.

Además, las perlas no son tan duras como puedan ser los diamantes, por lo que se astillan con cierta facilidad. Por ello, deben guardarse en paños suaves o fieltros y, sobretodo, separadas de otras joyas para evitar golpes y ralladas. En cualquier caso, se deben guardar en un lugar fresco y oscuro para mantenerlas brillantes.

Evite llevar puestos unos pendientes de perlas cuando se rocíe el pelo con laca o cuando se apliquen PERFUMES o cosméticos. Contienen sustancias como aceites y alcohol que las deshidratan, pues no hemos de olvidar que las perlas provienen del mar. En general, se debe evitar que entren en contacto con cualquier líquido, ya que les pueden provocar manchas que ya nunca más se irán. Por ello no lleves puesto un anillo con perlas al lavarse las manos, por ejemplo, y mucho menos en una piscina o en la playa.

Es muy recomendable hidratar las perlas periódicamente. Para ello no hay más que sumergirlas en un vaso de agua con dos cucharadas de sal y dejarlas sumergidas media hora. Al sacarlas las envolvemos otra media hora en una bolsa de seda. Con este tratamiento les ayudamos a recuperar su brillo original.

Si la perlas presentan un aspecto amarillento, se pueden sumergir en un vaso de vinagre de frutas durante una hora y secarlas con un trapito de algodón.

Si vas a usar anillos o collares de perlas, te recomendamos apliques el perfume en la ropa y no en la piel, evitando que una piel con perfume pueda entrar en contacto directo con las perlas.

Si tienes de limpiar tus perlas, puedes usar un paño suave humedecido con líquido de limpiar los cristales de las lentes y frotarlas con suavidad. Se deben evitar todos aquellos líquidos abrasivos que les pueden provocar daños permanentes.

También puedes realizar una LIMPIEZA más profunda enjuagando la perla con agua, mejor si es purificada de sales y cloro que las perjudica. A continuación puedes aplicar un JABÓN neutro en tu mano y frotar suavemente las perlas con él usando los dedos.

Incluso se puede emplear un cepillo suave, sin brusquedades, de forma armoniosa para limpiarlas, en el caso de suciedades importantes. Después deberás enjuagar generosamente las perlas con agua fría secarlas con una toalla o paño suave.

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