Unos buenos binoculares de segunda mano pueden ser suficiente para observar el firmamento, teniendo en cuenta que , a diferencia de los telescopios, los prismáticos tienen un factor de aumento fijo (a no ser que tengan zoom , cosa extraña), y nos ofrecen un amplio campo de visión. Por el contrario y a favor de los telescopios, hemos de pensar que si optamos por uno de ellos, los aumentos que podemos obtener son del tipo 30x, 50x,100x..., en cambio, con los binoculares, nos limitaremos a factores tipo 7x, 10x, 15x.
Respecto a los aumentos, desconfíe de los telescopios de ocasión que indican factores de 500x o 800x...nada más lejos de la verdad, ya que a esos aumentos las imágenes no serían ni nítidas ni claras. El factor de aumento depende en la mayor parte de los casos, del diámetro del telescopio. En el caso, por ejemplo, de un telescopio refractor con un diámetro de 80 mm, el máximo aumento que podemos conseguir es de unos 160x, que se entiende como el factor mínimo correcto para ver bien los principales planetas y la Luna.
Considere la utilidad que le va a dar. Si quiere dedicarse a medio plazo a la astrología o si es simplemente un capricho momentáneo.
Si va a adquirir un telescopio de segunda mano deberá valorar el tema de la portabilidad. Un telescopio pesado nos obligará a tenerlo anclado en un sitio y no moverlo de allí. En cambio un telescopio de tamaño pequeño o mediano nos permitirá trasladarnos con comodidad a multitud de sitios. Eso si, un telescopio grande acostumbra a tener más aumentos y más posibilidades a la hora de observar el firmamento.
A nivel de conservación no dude en desmontar el telescopio en el mismo establecimiento o que le garanticen al menos 15 días para comprobar que todo es correcto. Lo primero a comprobar es el estado exterior del telescopio, lo que seria el cañón principal. No debe presentar ningún golpe (podemos permitirnos rascadas y rasguños ya que no afectan a su funcionamiento). Miraremos que los extremos estén en perfecto estado. El trasero debe tener su contratapa intacta. El delantero ubica los espejos. Observando a través de esa boca intentaremos comprobar que todos están intactos. Agitando dulcemente el cañón, denotaremos si existe alguna pieza suelta en su interior.
Los telescopios de segunda mano han sido obviamente usados, y tienen la particularidad de que constan de muchas piezas. Si el propietario anterior olvidó alguna, tendremos la ardua labor de tener que conseguirla donde sea. Principalmente tienen que contar con un trípode que debe poder extenderse completamente y tener todas las mordazas en perfecto estado. La rótula del trípode debe poder moverse en todos los sentidos y esos movimientos deben ser suaves y continuos.
Los telescopios de segunda mano deben contar también con las ópticas o lentes correspondientes, que son las que nos darán un factor de aumento u otro. Normalmente en la caja del telescopio de ocasión, encontraremos el listado de accesorios que deben acompañar al aparato.
Finalmente, tendremos en cuenta la maleta o caja de transporte. Esta debe ser firme y rígida en lo posible para evitar que el telescopio pueda dañarse en los traslados que el usuario realice.
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Pere
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