Hay distintos tipos de cascos, el más común y más seguro es el casco integral, es el casco que recubre completamente toda nuestra preciosa cabeza. El casco Jet, abierto, es más fresco y cómodo y se usa mucho más en verano, pero deja expuesta la cara. Finalmente están los cascos abatibles que son unos cascos integrales donde donde se puede alzar la mentonera hasta convertirlo en un casco Jet.

Recordemos que el casco debe absorver el golpe en caso de caída, con lo que es esencial que ese casco esté bien unido a la cabeza, de lo contrario, se moverá en su interior limitando su eficacia. Cuando compras un casco de segunda mano siempre se debe probar en primerísimo lugar el ajuste del casco a la cabeza. Para ello nos ponemos el casco y lo atamos bien sujeto a la barbilla.. Movemos el casco de forma que la cabeza debe acompañar al movimiento del casco; si no fuera así, no es de tu medida.

Otra prueba a realizar con el casco de segunda mano es dejarlo puesto durante unos dos minutos de forma que al cabo de este tiempo no debes empezar a notar ciertos síntomas de molestias o dolores de cabeza debido a que el casco sea de una talla demasiado pequeña y esté ejerciendo una presión excesiva.

Finalmente, es normal que cuando te pones el casco este te provoque una presión sobre las mejillas hacia los pómulos.

El peso de un casco debe oscilar entre los 1.200 y 1.500 gramos; no busques cascos más ligeros, no es cierto que la calidad se corresponda con un peso inferior.

Otro aspecto a considerar cuando compras un casco de segunda mano es el nivel de ruido en velocidades medias y altas. Este ruido depende del diseño, sobre todo el provocado por los puntos de fijación de la visera, justo por encima de las orejas. Es más ruidoso si estos puntos sobresalen y son de forma irregular. Hay ciertos modelos de cascos que tienen una visera que cubre estos puntos de fijación lo que reduce de manera importante el ruido que nos llega.

Finalmente pero no menos importante, está la visera. Cuando te pruebes un casco de segunda mano, baja la visera para ver si está muy rallada o tiene arañazos importantes, sobretodo en el centro de la visera ya que si esto fuera así, puede dificultar de forma importante la visibilidad y, en consecuencia, poner en riesgo la conducción.

El último consejo: siempre que conduzcas debes llevar el casco abrochado. Si no lo abrochas, en caso de accidente no te servirá de nada pues casi seguro que el casco saldrá despedido por el impacto.

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Como siempre en Re-Nuevo, tu tienda profesional de segunda mano.