¿Has hecho una mudanza recientemente? Si es así, te habrás dado cuenta de cuántas cosas has encontrado que no usabas y muchas de ellas desde hacía años. Algunas, por desgracia, habrán envejecido en ese "baúl de los recuerdos", en ese armario arrinconado o en ese trastero polvoriento. Por desgracia ya habrán perdido buena parte del valor que tenían cuanto quedaron olvidados. Muchas otras estarán aún en buenas condiciones de uso a la espera de su muerte agónica en el rincón del olvido.

Vamos a ir hacia atrás en el tiempo y vamos a suponer que cada vez que dejo de usar algo, en vez de guardarlo, me deshago de él. Pero me deshago de él de una forma productiva, en el mercado de segunda mano, para obtener un último beneficio de algo que ya he usado pero que aún mantiene unas buenas condiciones de utilización.

Yo ya no lo voy a usar más, por la razón que sea, pero seguro que hay alguien que sí le puede seguir sacando un provecho.

El problema surge en decidir qué hago, a qué mercado de segunda mano acudo. Puedo poner algún anuncio en alguna revista, o en Internet; pero tendré de responder a llamadas que me incordiarán en el momento más inoportuno, negociar con desconocidos, esperar largos días o semanas hasta que, ¡por fin! Puedo cerrar una operación en la que he consumido más tiempo y esfuerzo del que quería dedicar.

Yo que soy de aquellos que prefiero invertir poco esfuerzo en lo que dejo atrás para dedicarlo a lo que tengo por delante, elijo como mejor opción, acudir a una tienda de segunda mano. Sé que de esta forma, en pocos minutos tendré cerrada la operación y saldré de la tienda con mi legítimo beneficio en mi bolsillo.

Es cierto que, como es lógico, en una tienda de segunda mano me van a pagar algo menos que si lo vendo por mi cuenta, pero si valoro el tiempo y esfuerzo que me va a costar poner anuncios, atender gente, quedar o no para enseñarlo, promesas y expectativas que la mayoría de veces no se cumplen, etc.. pues la verdad, me sale más a cuenta dedicarme a lo mío y dejar que la venta del producto usado la haga la tienda. Yo ya habré cobrado mi parte.

Y además, tendré la tranquilidad de que es la solución definitiva; nadie de la tienda me va a llamar a los pocos días o semanas reclamando porque ha encontrado algún defecto en el objeto que le he vendido.

Es una solución seria y profesional. La mejor solución.

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