Los relojes de lujo son máquinas del tiempo complejas que si cuidamos debidamente funcionarán durante largos años, consiguiendo así que pasen de generación en generación. El precio de los relojes de lujo suele ser elevado, por lo que mejor asegurarnos de su óptimo mantenimiento para no perder la inversión inicial realizada. No nos queda otra que cuidarlos para que se mantengan en el mejor estado posible y funcionen como el primer día. 

Los fabricantes suelen aconsejar hacer una revisión periódica de los mismos cada 3 años en un centro de reparación oficial o relojero especializado. Estas revisiones son fundamentales para detectar pequeñas anomalías que pudieran afectar al funcionamiento adecuado del reloj y por tanto solucionarlo antes de que se convierta en un daño más severo. En estos controles el relojero no sólo comprueba el funcionamiento básico sino también su estanqueidad y sus funciones del movimiento. 

Otro de los aspectos para garantizar el buen mantenimiento de tu reloj de lujo es su limpieza, ésta debe ser adecuada, de esta forma evitarás que se ensucie en su interior.  La suciedad y el polvo suelen adherirse a los cristales con rapidez por lo que hay que fijarse y cuidar este punto. 

También es importante evitar sumergirlo de forma directa dentro de cualquier líquido, independientemente de que los relojes tengan resistencia al agua. 

La mejor manera de limpiar tu reloj es con el uso de un pañuelo o un cepillo pequeño y suave. Y por supuesto no frotarlo exageradamente, ya que podrías causar raspones en el cristal y correa. Por otro lado, tampoco recomendamos utilizar jabones fuertes o cloro para no deteriorar el material de fabricación. Si existe suciedad, humedece ligeramente un paño con agua tibia e inmediatamente sécalo usando otro paño seco. La sal y el cloro son elementos corrosivos. Si los has sumergido, lo más recomendable es pasarlos después bajo el agua del grifo y secarlo rápidamente. La mejor manera de mantener tu reloj cuando no lo usas es en su caja original, no junto con otras joyas que podría incrementar el riesgo de que el cristal y/u otros elementos se rayen o ensucien.

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Raquel

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