Cuando hablamos de joyería hay un sinfín de diseños con gemas y diamantes para escoger. También existe una opción algo más económica y con un brillo similar al de esta piedra preciosa que puedes encontrar comercialmente como circonita, cubic o zirconia, y es incluso difícil de distinguir de este a simple vista, sin embargo aparte de parecerse tienen poco en común. 

Y es que aunque parezca extraño, la circonita no es una piedra ni un mineral. Entonces, ¿qué es? Es el resultado de que un día en 1976, el químico alemán Martin Heinrich Klaproth realizó el descubrimiento de que al procesar químicamente el óxido del mineral zirconio (ZrSio4), podía imitar en un laboratorio al diamante. A pesar de que la joyería no había sido su propósito inicial, se encontró con la oportunidad de competir con la escasa piedra natural a un precio más bajo. 

¿Y a qué se debe el elevado valor del diamante? Por el contrario a la circonita, ésta es una gema natural que se forma a través de un proceso de más de 1000 millones de años. Sucede en escasos lugares del planeta, bajo condiciones de temperatura y presión extremadamente altas entre los 100 y 400 km bajo la superficie de la tierra y sólo llegan a nosotros gracias a volcanes, fallas y el movimiento de las placas tectónicas. Aunque incluso siendo más caros que su opción sintética resultan más ventajosos a la hora de la reventa porque la zirconia no mantiene su valor en el tiempo. 

¿Y cómo se establece el coste de las circonitas? Como en todo, hay distintos tipos de calidades y en el caso de las circonitas depende directamente de con que se las estabilice. Por ejemplo, si es con calcio resultan más baratas, en cambio si lo hacen con Itrio el índice de refracción es mucho más alto (esto afecta a su brillo) y por lo tanto más caras. 

En la elaboración de joyería, una de las características más deseadas es que las gemas tengan un brillo imponente, ¿cuál gana la batalla? y es que aunque normalmente podríamos pensar que el diamante siempre le llevará la ventaja, hay algún tipo de circonita que puede ser tan despampanante como un brillante. 

Te preguntarás cómo es que es esto posible, y es que debemos tener en cuenta la pureza, ya que las gemas naturales extraídas de la tierra pueden tener tanto inclusiones, diversas tonalidades o tamaños. Las proporciones de éstas, pueden dificultar el tallo de los diamantes para obtener un mejor brillo. En cambio una zirconia será más transparente y no tendrá imperfecciones, ya que es fabricada con una pureza impecable. 

Gracias a esto existe una prueba muy sencilla de realizar para diferenciarlos entre sí solo con un papel escrito, y es que si puedes ver las letras a través de la piedra es porque tienes en tus manos un cubic por el contrario si no te las deja ver es un diamante, ya que este es más opaco. 

Otra característica en la que se diferencia que es importante mencionar es la dureza. Siendo que en la escala de Mohs la circonita presenta el 8 un diamante tiene el valor de 10. Esto significa que este último es bastante más duro, esto lo hace más resistente y duradero que su competidor sintético, por lo que en el caso de que tengas alhajas que contengan ambos tipos de gemas procura guardarlos por separado si no quieres que tus joyas con cubic queden rasguñadas. 

¿Cuál es mejor? Es cierto que el diamante y la circonita comparten algunas características, pero su diferencia en calidad, longevidad y precio son casi abismales. Entonces aunque todo depende de tus necesidades y posibilidades, si pretendes adquirir una pieza que pase de generación en generación querrás un diamante. Por el contrario, si solo buscas algo temporal así como bonito puedes ahorrar algo de dinero y adquirir una circonita.

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Galit 

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