La magia de las perlas, y el porqué de su uso en joyería
La magia de las perlas, y el porqué de su uso en joyería
Las joyas hechas de conchas de mar son las más longevas de la historia de la humanidad, hemos adornado nuestros cuellos y muñecas con estos moluscos durante siglos pero, hacia el 5.300 a.c a alguien se le ocurrió la genial idea de utilizar como elemento decorativo, aquellas pequeñas esferas blancas de nácar escondidas dentro de algunas conchas. Así comenzó el entusiasmo por las perlas.
En la antigua Mesopotamia, lo que hoy en día conocemos como la región de Irak, empezaron a hacer uso de las perlas. Se cree que las intercambiaban por cerámicas y las usaban como adorno. De hecho, hace unos meses atrás, en Abu Dabi, se exhibió la perla más antigua del mundo datada en 8.000 años de antigüedad y encontrada en territorios dónde se asentó esta civilización.
Por otro lado, el primer pueblo occidental en obsesionarse con las perlas fue el romano, tanto así que algunos de sus emperadores se mandaban a confeccionar retratos con perlas. También los egipcios se rindieron a la perfección de las perlas y las incorporaron rápidamente en su sociedad y cultura.
De hecho, las perlas han sido objeto de misticismo y leyendas a lo largo de la historia. Algunas culturas antiguas las relacionaban con lágrimas de los dioses o de las sirenas que habitan en el mar, dotándolas de propiedades curativas y utilizándolas en la medicina tradicional para tratar diversas enfermedades.
En culturas más espirituales como la hindú, éstas se consideran un símbolo del tercer ojo siendo usadas en la meditación para ayudar a la concentración y a la conexión espiritual.
Pero… ¿qué sabemos sobre su significado y valor en el mundo occidental?
Las perlas naturales eran sinónimo de lujo, de pureza y de perfección y, solamente, las podían tener la realeza, hasta la llegada de la perla cultivada; técnica que la inventaron los japoneses y que consistía en la introducción manual de objetos extraños a los moluscos con la intención de que estos seres vivos recubrieran ese cuerpo extraño con la sustancia primordial del nácar, así pudieron tener acceso a ellas más personas, pero continuó siendo una piedra preciosa al alcance de unos pocos.
Las perlas fueron el accesorio perfecto para reinas y princesas, porque representaban a la perfección las cualidades de pureza y riqueza; características que ellas querían proyectar. Con el paso del tiempo, las perlas se incorporaron en el ajuar de las novias que se iban a casar, pues les brindaría amor, abundancia y estabilidad en sus matrimonios.
Rumores sobre modas algo estrafalarias que estuvieron presente durante el 1800 en Europa, relatan que al triturar una perla y beber el polvo diluido en agua, se proveía de poderes curativos para el corazón. Además, muchas mujeres dormían con una perla para tener sueños premonitorios, tradición que ya provenía de la época del imperio romano.
En la actualidad, con la fabricación en serie de las perlas cultivadas y con la liberación de su uso que hizo la diseñadora Coco Chanel en su época, estas piedras de nácar están presentes en todos los joyeros. Aún nos siguen fascinando.
Una perla con nombre propio, La Peregrina
Ya sabemos que las perlas tuvieron de por sí, una historia apasionante pero no podemos dejar de mencionar una de las más importantes del mundo.
Es una perla con nombre propio que muchas dinastías han codiciado. Hablamos de la perla “Peregrina”. Se trataba de una perla en forma de pera, hallada en el siglo XVII en aguas panameñas. La Peregrina formó parte de las joyas de la corona española pero estuvo pululando por toda Europa; hizo honor a su nombre.
Para sorpresa de muchos, la Peregrina salió a subasta en el año 1969 en EEUU. El que ganó la puja fue el reconocido actor Richard Burton quien estaba casado con la mítica actriz Elizabeth Taylor. La Peregrina fue un regalo de amor de él para ella. Durante mucho tiempo, esta espectacular joya fue propiedad de la actriz, quien le mandó a confeccionar a la prestigiosa joyería Cartier un collar a juego con la perla. Se trataba de un collar de rubíes y de diamantes estilo renacentista, enriqueciendo aún más a la Peregrina. Taylor lució esta joya en dos de sus películas: “Ana de los mil días” (1969) y en el musical “A little night music” (1977). Una vez fallecida la actriz, en el año 2013 otra vez salió a subasta con el collar incluido, alcanzando un valor de 10 millones de dólares. Se desconoce quién fue el comprador.
Las perlas y sus aventuras a lo largo de los años han dado mucho de qué hablar, podemos decir que no han pasado desapercibidas para nadie. Aún hoy en día, las perlas, tanto las naturales como las cultivadas, siguen desatando pasiones vayan por donde vayan. Y abti, ¿te despiertan el mismo deseo?
Andrea.