Se dice y es cierto, que HASSELBLAD es la marca de cámaras que más se ha prodigado de unos fotógrafos a otros por su durabilidad, es decir, la que más se ha vendido como cámara fotográfica de segunda mano, con lo que probablemente muchos de los modelos vigentes hoy en día han pasado por muchas manos, impertérritas e impecables en el tiempo. Una gran muestra de su calidad y solidez.
Modularidad, versatilidad y fiabilidad. Estos tres son los principios sobre los que se sustenta toda la filosofía de la marca sueca que inició su andadura en el año 1841 en la ciudad de Gotemburgo. En esa apasionante historia de evolución tecnológica nos encontramos con un importante hecho que supuso un hito para la firma sueca y para toda la historia de la fotografía. Durante la Segunda Guerra Mundial Victor Hasselblad, hijo del creador de la marca, era un joven que había dado la vuelta al mundo de la mano de multitud de personas influyentes en el mundo de la fotografía, así que se había formado en casi todos los terrenos de la disciplina, tanto técnico como artístico.
La invasión por parte de los alemanes de algunos países escandinavos propició que, un país neutral como Suecia, tuviera que prepararse para una posible intervención. Los aviones alemanes sobrevolaron finalmente el espacio aéreo sueco aunque casi todos fueron derribados. Uno de ellos, destruido en pleno bosque, pudo ser inspeccionado por el ejército sueco encontrando en él una cámara fotográfica de vigilancia aérea que seguía funcionando a la perfección. Esa resistencia a los impactos hizo que el gobierno sueco se interesara por la misma para usarla con fines militares. Así que, quien mejor, que el conocido Victor Hasselblad, experto en esos temas, para dar luz a la que sería la cámara fotográfica más famosa de todos los tiempos. Cuenta la leyenda que cuando le preguntaron a Victor si podía replicar ese artilugio contestó: "no, no puedo copiarla, puedo hacer una mejor".
Así se puso manos a la obra y montó un taller cerca de una chatarrería de coches de la que se proveería de material para sus prototipos. La primera de sus cámaras nació de los restos de varios vehículos... En poco tiempo Victor Hasselblad presentaba la primera HASSELBLAD, la HK-7 y poco después la SKA-4, que sería de gran utilidad para la aviación militar del país escandinavo. Casi todas las características de esas primeras cámaras persisten intactas en los modelos actuales, como esta HASSELBLAD 500 CM de ocasión que, dicho sea de paso, se mantiene en un envidioso estado de conservación. A tenor de eso, podemos recordar que los militares de la época implicados en el proyecto de Victor, comprobaban la dureza de las cámaras HASSELBLAD lanzándolas al suelo repetidas veces, para comprobar que siempre seguían intactas y en perfecto estado de funcionamiento.
De hecho y si el lector me lo permite, podríamos decir que es incongruente hablar de cámaras HASSELBLAD de segunda mano, ya que, por muchos profesionales y aficionados que usen uno de estos ejemplares, siempre siguen intactos, lo que les confiere una durabilidad casi eterna. Se habla en círculos profesionales de fotografía de que no existen HASSELBLAD de segunda mano, sino HASSELBLAD de segunda alma...
Los materiales de que está construida la HASSELBLAD 500 CM y su estructura le confieren una fiabilidad extrema en todos los casos. Su modularidad lleva a poder intercambiar tanto el respaldo y formato de la película usada como los objetivos correspondientes. Estos objetivos además, son de obturador central y pueden sincronizar con el flash a cualquier velocidad de obturación.
En el caso de ésta HASSELBLAD 500 CM de ocasión que ahora te ofrecemos, se incluye un excelente objetivo Sonnar 150mm de calidad indiscutible, visor vertical también intercambiable por uno pentaprismático y un funcionamiento impecable tanto para aficionados como para profesionales.
Manejar una HASSELBLAD 500 CM supone una auténtica experiencia tanto profesional como tecnológica. Aúna simplicidad, firmeza, versatilidad, manejabilidad y disfrute, entre otras maravillas.
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Pere
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